Como muchos
quizás esperaron sencillamente en la segunda vuelta de las Elecciones en
Colombia no hubo sorpresas y tal como pronosticaban las encuestas Iván Duque
del partido Centro Democrático, se convirtió en presidente electo de ese país
con un resultado histórico de 10,3 millones de votos, mientras que el otro
candidato Gustavo Petro, del movimiento Colombia Humana, recibió un poco más de
8 millones (41,81 %), algo jamás soñado por la izquierda y menos aún en éstos
tiempos teniendo a la crisis Venezolana tan cerca, pero así son los pueblos y
su gente.
La rapidez
con la que los resultados fueron transmitidos en tiempo real por parte de la
Registraduría Nacional Colombiana, tanto a nivel nacional y regional, hicieron
la espera y la tensión menos larga y se obtuvo así un resultado satisfactorio
para todos los que acudieron a las urnas a depositar su voto por el futuro de
su país, como debe ser.
De éste
modo y con un 53.98% de los votos, el hasta ahora joven senador Iván Duque
Márquez por mandato de la mayoría de los votantes colombianos, gobernará el
hermano país por un periodo de 4 años, específicamente desde el 7 de agosto de
2018 hasta el 7 de agosto de 2022, luego de que la reelección presidencial
fuese eliminada por el Congreso de la República en el año 2015.
Por otro
lado, luego de haber observado lo ocurrido en Colombia, no dejamos de pensar en
la tragedia de en lo que se han convertido los procesos electorales en
Venezuela, con una carencia casi total de legitimidad y con un organismo
electoral altísimamente desacreditado tanto a lo interno y mucho más a nivel
internacional, sin embargo con todo en contra y de manera descarada así ocurre
y así sucedió el 20 de mayo pasado, cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE),
en el que solo confían uno de cada cuatro venezolanos, anunció que el candidato
revolucionario Nicolás Maduro obtenía 5.823.700 votos (67,7%), frente a
1.820.552 del “opositor” disidente Henri Falcón y 925.042 del pastor Bertucci.
Un proceso
electoral marcado por la abstención manifiesta, ya que el nivel de
participación sólo alcanzó el 48% según cifras “Oficiales”, ya que otros
indicadores situaron la misma en un 85% algo realmente escandaloso, frente a la
media del 79% en los últimos comicios.
La farsa
fue de tal magnitud que durante el transcurso del propio día del proceso
electoral se notaba el ambiente extraño en todas partes, la soledad de las
calles y de buena parte de los centros electorales era evidente y a todas luces
contrastó con la euforia exhibida por portavoces chavistas, que trataban de
hacer salir a sus seguidores a cumplir con el deber de votar.
El
Chavismo/Madurismo como es de costumbre y con la anuencia del CNE, mantuvo
abiertos los centros electorales donde siempre suelen llevar de noche a votantes incluso bajo
coacción, más allá del horario establecido según la norma para el cierre de las
mesas.
En dichos
centros no habían testigos ni control ciudadano, por lo que la primera pregunta
que se hubiera efectuado cualquier observador imparcial era: ¿para qué
prolongar un horario para votar cuando los centros permanecieron semivacíos
durante todo el día?, claro está, en la lógica revolucionaria eso no es lo
correcto, lo procedente para ellos es el abuso y así lo hicieron.
Finalmente,
los datos del CNE no convencieron a casi nadie, después de una jornada marcada
por los centros electorales vacíos y por las burlas a la ley, sumado a todos
los abusos estatales como la colocación de los llamados “Puntos Rojos”
prácticamente dentro de los centros electorales, ignorados siempre por el poder
electoral, motivó que incluso Luis Emilio Rondón, único rector no chavista del
CNE, aprovechara para salir a la palestra y denunciar que
"desafortunadamente todos fuimos testigos de una jornada marcada por los
incumplimientos de los acuerdos electorales", ni más ni menos.
Un
señalamiento de suma importancia, lo constituye el hecho de que fue público y
notorio el llamado casi desesperado de las estructuras de control interno del
partido de gobierno y de sus representantes para con la gente afecta al régimen,
nervios, reproches y amenazas se escucharon durante toda la jornada dentro de
las estructuras de las denominadas Unidades de Batalla Bolívar Chávez (UBCH),
las novedosas Redes de Articulación (RAAS) y los Comités Locales de
Abastecimiento (CLAP), indicando las consecuencias de no ir a participar, sin
embargo eso no sirvió de mucho, la realidad les explotó en la cara y se notó
claramente que tuvieron que maquillar los resultados.
Visto todo
lo anterior, he de confesar que independientemente de los resultados en otras
latitudes y en el caso específico de Colombia, uno no deja de sentir una cierta
pero al final sana envidia por los resultados allá ocurridos, más aún luego de
que el rechazo para con los comicios venezolanos es prácticamente global, tanto
Estados Unidos, como Canadá, la Unión Europea (UE) y una docena de países
latinoamericanos sostienen que la elección no fue transparente y acusan a
Maduro directamente de socavar la democracia y profundizar la crisis que él
mismo ha causado.
Por ahora
Venezuela continua hundiéndose en una crisis sin precedentes, con un éxodo
masivo de recursos humanos vitales para el futuro de nuestro país y sin dejar
de mencionar el aspecto económico que se agrava con el paso de las horas, esa
es la realidad, esa es la verdad que vive día a día todo ciudadano y que las
mentiras del mal gobierno no pueden ocultar, así de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R. @raguilera68