En esta
oportunidad traté de ser menos extenso, sin embargo el sólo leer el título ya
hace que sea algo difícil de hacer; las razones sencillamente múltiples,
empezare por decir algo que ya a estas alturas muchos manejan, concretamente
referido a la migración; migrar objetivamente hablando, es algo muy natural en
el ser humano, por más de 70 mil años de historia ha sido así, la migración sin
duda que en nuestros tiempos constituye un fenómeno social de gran envergadura,
catalogado como una expresión íntimamente ligada a la globalización, para
algunos es hasta una moda, claro está, siempre y cuando no sea forzosa y en
algunos casos violenta.
El asunto
se torna de otro color, justamente cuando la migración no es por simple placer,
mucho menos cuando se tiene que hacer con una mínima o ninguna planificación,
lo que en el caso de Venezuela sucede prácticamente a diario en estos momentos,
con las consecuencias que esto conlleva.
Para nadie
es un secreto que la grave crisis por la cual atraviesa Venezuela ha desatado
el proceso migratorio más grande de todos los tiempos, ya se le conoce como “la
Diáspora Venezolana”, todo esto en contraposición a lo que sucedía antes,
respecto a que nuestro país era receptor de todo aquel que buscara una mejor
vida, hoy es un caso inversamente proporcional y somos los venezolanos quienes
de una manera desesperada buscamos al menos vivir, que ya es algo tan natural y
necesario.
Los motivos
de la migración son innumerables, la dictadura de Maduro destruye la riqueza,
genera inflación y endeuda a los venezolanos a una velocidad mayor que el
régimen de Al-Assad en Siria, por solo dar un ejemplo. Por si fuera poco,
muchos indicadores sociales son peores en Venezuela que en Siria aunque parezca
increíble; la mortalidad infantil y los salarios son peores en el país
suramericano que en el citado país del Medio Oriente, saquen entonces ustedes
sus propias conclusiones de la magnitud del descalabro que esto supone.
Para
algunas personas e incluso analistas, lo que sucede es cuestión de economía, yo
difiero de ello, pues si en efecto aunque es evidente que la crisis de los
precios del petróleo impacta a Venezuela, otros países petroleros alrededor del
globo terrestre, que tienen diversos problemas de toda índole, han podido
sobrellevar la crisis económica de una mejor forma que el régimen socialista
venezolano. Queda claro que el socialismo bolivariano ha sido incompetente y
sumamente corrupto en el manejo de la economía del país, de eso no hay
discusión.
De lo que
venimos conversando, se desprende algo que es claro e inocultable, los
venezolanos merecen un futuro diferente, una vida distinta y no la triste
realidad que implica deambular por la “Venezuela del Siglo XXI”, una nación
otrora prospera y pujante, que en la actualidad no ofrece prácticamente nada a
sus jóvenes y mantiene totalmente abandonados a los adultos y abuelos, es así y
constituye una dolorosa realidad.
Ahora bien,
para muchísimas familias la salida al actual desastre ha sido irse, abandonar
sus cariños, sus cosas, su familia, amigos, casas, juguetes, instrumentos de
música y un largo etcétera, para partir con una o dos maletas llenas de sueños
y también de incertidumbre y hasta susto por lo que vendrá.
Para unos
es un duelo total y permanente, decir adiós a seres queridos que sabes que no
volverás a ver jamás, a los abuelitos, incluso a las mascotas, el mundo se
transforma y lo más triste es que no es por gusto que se llega a tal
circunstancia, es por obligación, por sentido de supervivencia en muchos
casos; dejar atrás a la familia más
íntima, a los amigos cercanos, es tal vez el duelo más duro de llevar, mucho
más si hay que dejar hijos, padres mayores, abuelos, sin duda será más difícil,
todos ellos le dan seguridad, apoyo, cariño, comprensión y confianza al que se
va y eso es lo que más pega, el duelo visto de algún modo es lo que podríamos
llamar un duelo bidireccional, afecta a los que se van y también a los que se
quedan.
Existe
también un aspecto que podríamos considerarlo como un duelo parcial, es decir,
hay casos en los cuales no se ha perdido
del todo la familia, lugar, cultura, amigos, no hay una pérdida definitiva,
quizás se lo atribuimos a la conectividad tecnológica, vía celulares inteligentes
o Computadoras, por medio de video llamadas, pero en el fondo, sigue siendo un
duelo, que hasta se vuelve permanente.
Por otro
lado existen los retos del migrante, enfrentarse a una nueva cultura
(costumbres, tradiciones, valores, visión del mundo); cada país y hasta cada
pueblo tiene sus tradiciones propias, se puede decir que cada familia tiene
costumbres que la identifica. El conocer nuevas formas de ver el mundo, de
vivir puede ser muy interesante, pero el conocer es muy diferente al vivir el
día a día, trabajar, estudiar y otras cosas; entre más distintas sean las
costumbres del país de acogida al de origen, más difícil va a ser adaptarse a
ellas, muchos no lo logran.
Algunas
costumbres podrán ser asimiladas, pero otras será imposible que se acepten,
aquí lo importante es que siempre se mantenga un respeto y una tolerancia de
ambas partes, tanto de los que acogen como de los que llegan, sobre esto ya se
ha hablado bastante, la Venezolanofobia lamentablemente está presente en estos
momentos en muchos países.
Muy
importante resaltar que en este duelo obligado, no hay que olvidar todas las
costumbres y tradiciones propias y en la medida de lo posible adaptarse las
ajenas.
Algo
sumamente importante es saber manejar las cosas en caso de que se emigre con
hijos adolescentes, es necesario que se les escuche y comprenda, aunque no lo
parezca, a ellos les resulta difícil el manejar las nuevas situaciones, ya que
es una decisión tomada por los adultos y no por ellos.
Además, sus
amigos son ahora parte primordial de su vida y dejarlos no resulta cómodo, es
necesario propiciar espacios donde puedan expresar sus sentimientos y nunca
minimizarlos, ya que son sentimientos reales. Es conveniente que cuando ya
estén en edad, sean ellos quienes puedan decidir si quieren o no ir a un nuevo
destino, y si es el caso de que las circunstancias permitan que se queden,
abrir esta posibilidad de que manifiesten su punto de vista, es algo necesario.
Antes de
finalizar, me gustaría mencionar que el duelo es un aspecto muy amplio, que
todos hemos sufrido alguna vez, en cualquiera de sus versiones, ruptura de
pareja, familia, fallecimiento de un ser querido y ahora a causa de la
migración forzada por las situación país, es un proceso, una sucesión de
sentimientos, de alegrías y tristezas, surgidos de los acontecimientos que
vamos dejando atrás y con los que hay que aprender a vivir.
Algo cierto
e incuestionable, es que cada caso es distinto, cada migrante tiene su historia
muy particular, por lo que no se puede tener una receta mágica para ayudar a
quien se va o a quienes nos quedamos a pasar sus duelos, hay que vivirlos, por
lo mismo, es importante conocer las características del duelo migratorio y
acompañarnos todos en el proceso y reconocer cuando estemos complicados y
necesitemos inclusive de ayuda profesional y de un equipo interdisciplinario
para su tratamiento.
Muchas
veces la tristeza o la rabia no nos permite ver las cosas con mayor claridad,
solo les puedo decir que esto que estamos viviendo en Venezuela debe y va a
pasar, algunos volverán y otros no, algunos daños se repararán y otros
definitivamente no será posible arreglarlos, pero hay que sacar fuerzas de
donde no hay, mirar hacia adelante y vivir el presente, con sacrificios pero
vivirlo, teniendo siempre la certeza de que todo es y será para mejor, así de simple
y sencillo.
Reinaldo Aguilera R. @raguilera68