Al observar
el título de la presente columna de opinión, muchos quizás piensan de inmediato
en que nos vamos a referir al Carreño que está de moda por estos tiempos, que
se nombra mucho y dice que a los “escuálidos” hay que desaparecerlos, por no
utilizar las palabras exactas utilizadas por ese “señor”; lo cierto es que con
el paso de los días, la cantidad de noticias que nos abruman nos hace voltear
la mirada al pasado, a ese pasado en el cual las normas de comportamiento
tenían su valor específico y eran en su mayoría inculcadas en los hogares por
nuestros padres, en pocas palabras, cuando el entramado social no estaba tan
deteriorado como en este momento.
El Carreño
que reseñamos es al autor de “El Manual de Urbanidad y Buenas Maneras”, el cual
fue escrito por Don Manuel Antonio Carreño en aquella Venezuela de 1859. Esta
obra contiene capítulos en los que se indican los consejos y lecciones sobre
cómo debían comportarse las personas en espacios públicos y privados, como por
ejemplo: con la familia, en eventos sociales, en la mesa y hasta en la iglesia.
Aunque tal
vez suene pesado, hoy en día existe una realidad inocultable y es el hecho de
que el deterioro de las normas y la educación son alarmantes, por más que se
quiera ser hasta chistoso con el tema como lo hacen personeros del gobierno
actual, no es más que un descalabro en lo que a comportamiento como sociedad
debe ser.
Aquí en la
Venezuela de la “Revolución Bonita”, que de bonita no tiene nada, se ha perdido
el respeto y trato cordial con los ancianos, con los niños, con las damas y lo
que ha florecido luego de estos años de predica del “Hombre Nuevo” es una
barbarie sin control, lo que ha surgido lamentablemente es la corriente del
vivo, del que se las sabe todas, incluso del que maltrata para obtener lo que
quiere por el solo hecho de que le toca y punto, sin esfuerzo, sin habérselo
ganado; el concepto de meritocracia lo acabó en esta mal llamada Revolución.
En la
conversaciones de la gente en muchos sitios sean públicos o privados, sale a
relucir lo diferente que eran aquellos años no muy lejanos, en los cuales por
ejemplo, entrar al sistema Metro de Caracas era como estar en otro país, las
personas transitaban por su derecha, en perfecto orden, respetaban el paso de
los demás, a los ancianos, a las damas con niños o embarazadas, a los
discapacitados y un largo, largo etcétera;
hoy en día lo que falta es que entren al Metro chivos y vacas, con el
perdón de los animales; es terrible todo lo que sucede, buhoneros vendiendo lo
que se les ocurra, personas pidiendo dinero, los individuos no caminan, corren
y por supuesto no podemos dejar a un lado los robos masivos que ocurren con
mucha frecuencia, para lo que al menos por ahora no parece haber remedio.
Ante esta
realidad y volviendo al tema que nos ocupa, indica el mencionado Manual de Don
Manuel, que existen deberes en el hogar, para con Dios, para con la sociedad,
para con nuestros Padres, para con la Patria, para con nuestros semejantes y
para con nosotros mismos; es justo allí de dónde parte todo, con el grave
deterioro que existe actualmente, es el hogar el más afectado y los integrantes
de esas familias, separadas también por las causas que todos sabemos.
Mientras
escribo estas líneas, no salgo de mi asombro y preocupación, al enterarme de la
noticia de que en la ciudad de Los Teques, en el estado Bolivariano de
Miranda, las autoridades policiales, le
incautaron a un joven estudiante de bachillerato, de 15 años de edad nada más y
nada menos que una granada fragmentaria, un elemento de altísima peligrosidad y
de procedencia militar; ahora bien, ¿Cuál es el nivel de educación y de
formación en el hogar de ese adolecente, que sin pensarlo o pensándolo bien,
portaba esa granada?, ¿Quién le facilitó esa arma letal a ese joven, casi
niño?.
Las
preguntas anteriores son las que hay que hacerse, ese es el punto de
preocupación que debieran de atender las autoridades educativas actuales y no
estar buscando culpables en la oposición o en el imperio, que es siempre la
mejor salida que utilizan cuando la realidad les explota en la cara.
Recordarán
muchos aquella materia del bachillerato, que se llamaba “Formación Social Moral
y Cívica”, que entre otras cosas ayudaba a la formación de los alumnos jóvenes,
a ser mejores ciudadanos, mejores padres y madres de familia en un futuro,
también a ser mejores hijos e hijas; mucho de eso se ha perdido o ha sido
sustituido por cátedras de ideología política y eso definitivamente a
contribuido de modo muy negativo en el desenvolvimiento de nuestra colectividad
y el reflejo es la grave situación social que vivimos actualmente.
Hay que
luchar contra el bombardeo de lo negativo, de lo incorrecto, para salir de esta
crisis moral en la que nos encontramos y eso inicia en nuestras casas, con
nuestros familiares más cercanos, con nuestros hijos que son el futuro; pronto
saldremos de este laberinto al que nos han empujado a muchos sin consultarnos y
será allí dónde todos tendremos que colaborar y dar nuestro aporte para que
mejoremos como país; todo esto teniendo en cuenta incluso que existen
comportamientos que no están reglamentados, pero que sin duda alguna la lógica
del trato social señalan que deben cumplirse.
Tal vez
utilizando un poco de sentido común, podamos acercarnos a lo que el estimado
señor Carreño le indicaba a su pequeña hija Teresa en el seno de su hogar y que
la llevo a convertirse en una gran y famosa pianista, embajadora de aquella
Venezuela que ya no está, para que de este modo podamos aplicarlas en nuestra
Venezuela actual y hacerla resurgir como una nación prospera, digna y a la
altura de sus ciudadanos y habitantes, así de simple y sencillo.
Reinaldo Aguilera R. @raguilera68
No hay comentarios.:
Publicar un comentario