Luego de
los acontecimientos ocurridos en los más recientes procesos electorales, no
podemos dudar que existen dos realidades muy distintas conviviendo en uno solo
país, por una parte quienes sin prestar atención a una realidad que abruma,
sigue haciendo elecciones para consolidarse más el poder con fachada
democrática que ya nadie se cree y por la otra quienes sí nos damos cuenta de
que al menos por el momento existen otras prioridades y asuntos por solucionar
que son de suma urgencia.
Sin ir muy
lejos, no quedó duda alguna por ejemplo, de que tanto propios como extraños se
dieron cuenta que el proceso para la elección de la Asamblea Nacional
Constituyente estuvo marcado por el mayor cúmulo de irregularidades, conflictos
y arbitrariedades de nuestra historia y el órgano llamado a velar por la
transparencia y confiabilidad del mismo se quedó como dicen por allí ¡Ciego,
Sordo y Mudo!!.
Cada vez
que se aproxima un evento electoral, muchos analistas alertamos sobre la falta
de mecanismos necesarios que garantizan de alguna manera la transparencia de
dichos procesos, advertimos acerca de la cantidad de transgresiones que el
Consejo Nacional Electoral muchas veces efectúa en relación a sus propias
normas. Aun así, con la mayor desfachatez, la elección planificada se realiza
dejando claro que para la conservación del poder, al menos éste CNE no tiene
inconveniente en quebrantar todas las normas legales de convivencia e
institucionalidad que se encuentren vigentes.
Por otra
parte, queremos destacar algo interesante y es que el mundo entero ha visto que
aquí no se respeta ningún tipo de norma jurídica, sea de derecho nacional o
mundial. La llamada comunidad internacional viene observando cómo el régimen
ordena arremetidas violentas ya no solamente contra ciudadanos comunes, sino
también contra alcaldes y diputados – violando su inmunidad parlamentaria –,
contra estudiantes, adultos mayores, damas o caballeros. Los organismos
represores del Estado no distinguen raza o sexo y mucho menos condición social
y el gobierno, con tal de no permitir que le quiten el poco “poder” que aún le
queda, hace y va a continuar haciendo lo que sea, de eso no duden.
A estas
alturas, ya ni los mismos seguidores del Chavismo/Madurismo pueden creer que,
con el desastre generado a todo nivel por el gobierno actual, exista una base
electoral que haya sufragado para la última elección en una cantidad superior a
los 7.505.338 votos con los cuales “supuestamente” ganó la elección
presidencial el señor Maduro en 2013, sin embargo se sigue hablando de mayoría
y de poder omnipresente, lo cual es falso.
Sólo con la
intervención manipulada de un ente se puede lograr tal hazaña, como la ocurrida
en su oportunidad en el centro de votación Liceo “Monseñor Jáuregui” en el
pueblo de Ejido, estado Mérida: el día antes de la elección para la señalada y
amañada Asamblea Constituyente, descubrieron que todo el material electoral ya
estaba listo, utilizado, cuadernos firmados, sellados por adelantado y cajas de
resguardo del voto llenas. Eso es solo un ejemplo de lo que les digo, allí se
los dejo.
Cosas como
las que les refiero son las que generan una desconfianza casi total en la
institución del Voto, eso sí, no es en el Voto per sé, es en el ejercicio de
ese derecho bajo la administración de un CNE que se sabe penetrado por fuerzas
que oscurecen cualquier elección, trátese de la que se trate. Por otra parte,
la soledad manifiesta que se observa en muchísimos centros de votación durante
los más recientes eventos, deja claro que los números presentados en cuanto a
participación no son reales y carecen de veracidad, la alta abstención es
inocultable.
Muchos
procesos electorales ya se han llevado a cabo sin votantes suficientes, sin la
utilización de tinta indeleble, sin testigos, prácticamente sin observadores
imparciales como la OEA y para remate ya se hace costumbre que el primer
boletín dado por el CNE que generalmente es a la medianoche del domingo – lunes
de cada elección y en dicho instrumento ya no se especifica siquiera la
cantidad de votos, ni válidos ni nulos, ahora se habla de porcentajes. Hay
muchos detalles que nos llevan a pensar que la abstención sin precedentes ha
obligado a que el régimen ordene fabricar las cifras a dar, para así poder
tener a los mismos de siempre de vuelta al ruedo.
Finalmente
y a manera de reflexión, quiero decir que el ambiente y la realidad que nos
rodea, nos obliga a analizar la situación y a hacerlo bien, según una encuesta
seria y muy reciente, nos indica que aproximadamente un poco más del ochenta
por ciento (80%) de los electores habilitados para el proceso municipal del 9
de diciembre, no está dispuesto a ir a votar, la urgencia de otros asuntos y
necesidades básicas son más importantes en este momento.
Nos
encontramos a escasos doce días (12) del domingo para la realización de elecciones
municipales y con seguridad el día siguiente Venezuela amanecerá con un
silencio ensordecedor y los seguidores del Chavismo/Madurismo celebrando un
triunfo vacío; los acontecimientos están desarrollándose rápidamente, muchos
hablan de que el fraude en cuanto a participación y otras cosas tendrá parecido
con lo que sucedió en 1957 – el plebiscito de Marcos Pérez Jiménez – en el que
el Consejo Supremo Electoral de aquel momento hizo desastres con la voluntad
popular, la diferencia es que en aquella oportunidad sí hubo participación,
mientras que el domingo 10D seguramente no la habrá y ese es sólo un detalle al
que tenemos que prestarle atención
Lo que
actualmente ocurre a muchos venezolanos obliga a continuar luchando y a seguir
defendiéndonos de lo que es un ataque a nuestra forma de vida como ciudadanos,
aún con temor o preocupación es un deber seguir adelante y no perder la
esperanza de obtener lo que es justo y correcto, no es más que una Venezuela en
la que todos tengamos oportunidades para vivir y progresar, tener calidad de
vida en toda la extensión de la palabra. Así de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R. @raguilera68