La llamada
operación “Lava Autos” fue una operación iniciada en marzo de 2014 por la
Policía Federal Brasileña, y fue bautizada justamente como “Lava Jato” en
portugués, por clara referencia a una serie de auto lavados, debido a que el
primer sitio allanado en el marco de la acción policial, fue uno ubicado en la
estación de gasolina "Posto da Torre" en la ciudad de Brasilia; en ese sitio se realizaban maniobras de
lavado de dinero procedente de diferentes actividades delictivas en la que se
vieron posteriormente involucrados empresarios y políticos del Brasil y que aún
en éste momento tiene diversas ramificaciones.
Cabe
destacar que producto de todas las investigaciones relacionadas con dicha
operación policial, se destapó el caso “Odebrecht” que es sin duda uno de los
más impactantes en la historia de los delitos de alto calibre que se han
cometido en toda Latinoamérica y que sigue dando de qué hablar; sin ir muy
lejos hace pocos días el juez del Perú Richard Carhuancho dictó prisión
preventiva de 36 meses contra la opositora Keiko Fujimori, quien es investigada
por el presunto delito de lavado de activos junto a otros 11 imputados
vinculados al caso de la constructora Odebrecht; la ramificación es enorme y
varios países menos Venezuela por cierto, están actuando en relación con eso.
La
democracia venezolana ha confrontado y continua confrontando una etapa de
transición que pareciera que no concluye. La crisis a raíz del declive de los
partidos políticos como puentes idóneos para dirimir el conflicto social sigue
vigente, esperemos que en algún momento se actúe contra la grave impunidad que
supone el no hacer nada ante tamaño delito que es como venimos explicando de
carácter internacional.
El que
vivamos en sociedades más globalizadas e internacionalizadas, hace que los
factores comparativos entre países estén a la orden del día e indudablemente
abre los ojos a quienes padecen las injusticias de la ingobernabilidad y más
aún se hace evidente el que se cometan delitos y se pretenda estar inmune a la
justicia.
El asunto
mis estimados lectores es que luego de la victoria del ahora Presidente de la
República Federativa del Brasil Jair Bolsonaro, vienen cambios que sin duda van
a repercutir en diferentes ámbitos; uno de esos cambios es el relacionado con
la Justicia tan maltratada y quizás adrede olvidada por conveniencia; resulta
que el señor Presidente designó como nuevo Ministro de Justicia del Brasil a
Sergio Moro.
Veamos
pues, muchos ni sabrán quien es ese señor, resulta que el ciudadano Juez Sergio
Moro joven magistrado y abogado de 46 años de edad, es nada más y nada menos
que el Juez que ha llevado la investigación del famoso caso “Lava Jato” del que
les hable al inicio y que dictaminó la culpabilidad entre otros actores del ex
presidente Luis Inácio “Lula” Da Silva, enviándolo a prisión por su
participación en el sonado caso bajo el delito de corrupción agravada; importante
es también reseñar que el caso implicó a la empresa petrolera de Brasil
PETROBRAS haciéndola participe de pago de altas sumas por concepto de sobornos
y un largo etcétera, cosas muy parecidas a las que vive PDVSA y nos pone a
pensar a todos.
Hoy en la
Venezuela del 2018, signada por la marca de la corrupción, la inseguridad
ciudadana, de la falta de medicinas, de alimentos, de artículos de primera
necesidad, de luz, de agua potable y pare usted de contar; muchos se preguntan
¿Habrá Justicia algún día?
Lo cierto
es que pareciera que ya el “Pueblo” tan querido y protegido por la Revolución
Bonita se dio cuenta del engaño, de que las medidas populistas no son nada
serias, que no sirvió para nada tanta alharaca revolucionaria, pues solo
funcionaba si había dinero, pero ante la realidad económico-social y la falta
de recursos se desplomo tal revolución y con ella van en declive sus aliados de
otros gobiernos del hemisferio, como lo hemos observado en Argentina, Ecuador y
Brasil por dar solo tres ejemplos.
Lo que si
es cierto es que se agudiza la crisis de gobernabilidad en nuestro país, la
cual viene dada por esa desconfianza que hoy en día existe de los ciudadanos
hacia el gobierno del presidente Maduro que luce atado de pies y manos ante una
verdad inocultable.
En este
contexto, vale la pena destacar que ya no hay mito que valga de parte de este
mal gobierno, ni el de la conspiración para derrocarlo, ni el de la invasión
desde el “Imperio” con Donald al frente y mucho menos los famosos intentos de
magnicidio que nunca sucedieron, ya nadie se come el cuento; lo que sí es real
es que el gobierno se está desmoronando, se cae a pedazos solito día con día y
sin ayuda, con el paso de las horas se descubren más casos en cuanto al mal
manejo de los asuntos públicos, escándalos que hacen, que uno pierda la
capacidad de asombro.
Con
seguridad llegará el día en que se fortalezcan las instituciones, pero antes
hay que sacarlas del marco en el cual se encuentran en la actualidad,
totalmente subordinadas al poder ejecutivo, es decir hay que
reinstitucionalizar al país, buscando que sus ciudadanos confíen y acudan a los
organismos, quienes deben brindar las respuestas oportunas que de ellos se
requiera, servir al público y no servirse del público, ese es el deber ser.
Hay mucho
trabajo por delante, los mecanismos están allí, en la carta magna vigente por
ahora, estamos llamados a organizarnos para aplicarlos y resurgir, es necesario
y tarde o temprano lo vamos a hacer, así de simple y sencillo.
Reinaldo Aguilera R. @raguilera68
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