Mientras
llevamos ya semanas observando, analizando y esperando algún resultado positivo
de las conversaciones en Noruega, en paralelo el régimen arremete y nos carga
locos con el asunto de la Gasolina, algo impensable en un país petrolero,
también arrecia el desmantelamiento de la legítima Asamblea Nacional con la
persecución y enjuiciamiento a Diputados, lo que nos hace pensar en si es
realmente necesario seguir sentados con “ellos”, sinceramente pienso que en las
condiciones actuales no hay que hacerlo.
Por otra
parte, tenemos que Maduro de frente y sin tapujos grita a los cuatro vientos
que la oposición venezolana no tiene ninguna posibilidad de triunfar en unas
eventuales elecciones sean cuales sean y que no habrá otro camino que no sea el
de la “Revolución”, en un acto señaló y dijo: “Les juro que no volverán ni por
las malas ni por las buenas, aquí habrá revolución para largo, se los juro”,
con un panorama así de claro nos preguntamos: ¿Qué hacemos en Noruega?
No es que
estemos atacando a la oposición ni nada parecido, es tener un poco de
racionalidad y entender que los actores del régimen venezolano no tienen
vergüenza y les importa un pito mentir descaradamente a los Noruegos, a la ONU
y a quien sea, las pruebas así lo dejan clarísimo, hay que levantarse de esa
mesa inmediatamente hasta que existan unas verdaderas condiciones si es que
surgen.
Lo indicado
por el Secretario de Estado de los Estados Unidos no es mamadera de gallo y fue
una verdadera advertencia, señaló textualmente en días recientes que “El asunto
Venezuela ha sido nuestro dilema (para EE.UU), mantener a la oposición unida,
ha demostrado ser tremendamente difícil”; teniendo esto dicho directamente solo
queda rectificar y hacerlo rápido de lo contrario nos fregamos todos.
Algo que es
muy importante indicar a cada momento es el hecho de que cualquier gobierno se
debe a la gente, la claridad y transparencia lo es todo para poder tener un
gobierno medianamente exitoso y nada de eso ocurre en la Venezuela actual como
tampoco en Cuba o Nicaragua por citar otros casos.
Lo que
indico en el párrafo que antecede no es un invento, es una realidad, el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) indica que: “Los gobiernos de todo el mundo
se enfrentan a un conjunto de desafíos críticos de políticas públicas, los
ciudadanos están desarrollando expectativas crecientes y demandan mejoras
tangibles en la prestación de los servicios públicos”, visto esto queda claro
que los gobiernos necesitan establecer prioridades claras, monitorear su
implementación y rendir cuentas de los resultados, repito nada de eso se cumple
y es necesario inclusive obligante hacerlo al salir de la locura
revolucionaria.
Cambiar un
gobierno debe y es algo natural, es la dinámica que debe seguirse cuando no hay
satisfacción para con los administrados, sin embargo, en nuestra Venezuela esa
posibilidad se encuentra bloqueada, secuestrada por una cúpula que no quiere
dejar el poder de ninguna manera, lo curioso es que en casi todos los casos
conocidos de acciones como las que ejecuta el régimen Chavista/Madurista, en
algún momento caen y se les termina, algo que creían imposible de pensar les
sucede, se derrumban por su propio peso, eso sucederá tarde o temprano.
Por ahora
lo que sí es evidente es que el 99% de la población venezolana, sean blancos,
verdes, azules o “Rojos” están pasando penurias jamás imaginadas y no hay
mentira o declaración de ningún vocero que desmienta esa realidad, el maquillar
cifras ya no es una opción como en otros tiempos, la realidad explota en la
cara de todos a cada instante.
No sabemos
si el cambio de gobierno y sistema ocurrirá por las buenas o por las malas, lo
que sí es cierto es que será una realidad y se debe poner atención a lo que se
implemente en el futuro porque luego de la tragedia que se vive, el ojo analítico
y observador de la población estará puesta en quien asuma las riendas del país
para hacer contraloría social a lo que se haga y determinar lo positivo o
negativo de lo que se ejecute, así de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R. @raguilera68
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