El pasado
20 de octubre se llevaron a cabo Elecciones en Bolivia, para elegir al
presidente y vicepresidente del llamado Estado Plurinacional, también 130
diputados y 36 senadores para el período gubernamental 2020-2025, todo esto
luego de que el actual mandatario Evo Morales, obviara el hecho de que ya no
debería ser candidato a la presidencia de ese país al perder un referéndum, con
lo cual como ocurre en la Venezuela Bolivariana se activó el denominado
reeleccionismo implacable, esta vez con apoyo del Tribunal Constitucional
Plurinacional, quien falló por una repostulación indefinida, lo que genera un
fenómeno que se hace presente en varios países de Latinoamérica.
Para el
momento de la redacción del presente artículo, la Organización de Estados
Americanos (OEA) realiza una auditoría para determinar si efectivamente hubo
alteración de los resultados en el cómputo que el Tribunal Supremo Electoral
(TSE) hizo de los comicios, ante las denuncias de fraude adelantadas por la
oposición.
La
situación ha generado que definitivamente como resultado de lo que sucede, hay
un país polarizado entre los que defienden al presidente y los que quieren su
salida mientras denuncian su intención de eternizarse en el poder.
Lo que
ocurre en Bolivia no es ajeno a otros países de la región, más aún con respecto
al modo de actuar, tanto del referido mandatario como de la autoridad
electoral, llama poderosamente que luego del referéndum celebrado en febrero de
2016el cual proponía reformar la Constitución Nacional para permitir un cuarto
mandato al presidente y que fue rechazado por la mayoría de los votantes, el
Tribunal Supremo Electoral de Boliviano en franco desacato a la voluntad popular,
aceptara la postulación de Morales para las elecciones que estaban en ese
momento por venir.
Ciertamente
todo lo que rodea al proceso electoral Boliviano, al menos en cuanto al cargo
de elección popular para Presidente, está muy turbio; en medio de la crisis
surgida, el experto electoral de origen Mexicano Arturo Espinoza, jefe de la
Misión de la OEA que audita las referidas elecciones, renunció sorpresivamente,
el motivo sería no comprometer la imparcialidad de la misma, veremos qué
sucede.
Por lo
pronto en las calles se mantiene la protesta de miles que señalan el fraude
cometido por Evo Morales y sus seguidores, ya hay fallecidos, para poner más
aguda la situación, partidarios de Carlos Mesa, candidato opositor, han
establecido un lapso de 48 horas para que se defina lo que ocurre, ante lo cual
Morales indicó que de arrojar inconsistencias la auditoría está dispuesto a ir
a la segunda vuelta.
Clima
enrarecido y actuar similar en algunos aspectos de cuando se han celebrado
elecciones en Venezuela, eso sí, la diferencia estriba en que aquí el CNE no ha
permitido auditoría alguna y a causa de no poder comprobar mayor cosa, los
resultados electorales se mantienen y punto, con las consecuencias que vivimos
en éstos momentos, que se traducen en 21 años de Chavismo controlando,
manipulando y destruyendo todo a su paso.
Es de
destacar que, hacia finales del siglo XIX, el gran filósofo alemán Friedrich
Nietzsche describió el socialismo como “un asunto desesperado y agrio” y señaló
también que, en una sociedad socialista, “la vida se niega a sí misma”, sin
embargo, a pesar de sus deficiencias inherentes, Nietzsche predijo que el
socialismo se extendería; lo que ha ocurrido en las últimas décadas en
múltiples sitios en especial en nuestra Venezuela lo demuestra.
Concluyendo
y con los acontecimientos en pleno desarrollo, no es de extrañar que aun yendo
a Segunda Vuelta los resultados terminen favoreciendo a Evo Morales,
consumándose el robo de unas elecciones que podrían cambiar el rumbo de la
nación consentida del Libertador, así de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R.
@raguilera68
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