“Si por un
instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un
trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera, posiblemente no
diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor
a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan
Dormiría
poco, soñaría más, entiendo que por cada
minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Si Dios me
obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando
descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
A los
hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse
cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño
le daría alas, pero le dejaría que él sólo aprendiese a volar.
A los
viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido
Tantas
cosas he aprendido de ustedes, los hombres…., He aprendido que todo el mundo
quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad
está en la forma de subir la escarpada.
Me
apartaría de los necios, los habladores, de las gentes con malas costumbres y
actitudes.
Sería
siempre honesto y mantendría llenas de amor y de atenciones a las personas a mí
alrededor, siempre trataría de dar lo mejor…
He
aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera
vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.
He
aprendido que un hombre sólo tiene
derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas
cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrá
de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me
estaré muriendo.
Trata de
decir siempre lo que sientes y haz siempre lo que piensas en lo más profundo de
tu corazón.
Si supiera
que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y
rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma
Si supiera
que estos son los últimos minutos que te veo, te diría “Te Quiero” y no
asumiría, tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay
un mañana y la vida nos da siempre otra oportunidad para hacer las cosas bien,
pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte
cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.
El mañana
no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que
veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si mañana nunca llega, seguramente lamentarás el
día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste
muy ocupado para concederles un último deseo.
Mantén a
los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y
trátalos bien, toma tiempo para decirles, “lo siento”, “perdóname”, “por favor” , “gracias” y todas las palabras
de amor que conoces.
Nadie te
recordará por tus nobles pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y
sabiduría para expresarlos.
Finalmente,
demuestra a tus amigos y seres queridos cuanto te importan.
Gabriel García Márquez
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