Todo lo que
está viviéndose en la Venezuela de estos tiempos, nos lleva a pensar e incluso
a afirmar que el engaño esgrimido por Hugo Chávez en su momento, al igual que
todos quienes han seguido en su misma línea de acción, es uno de los más
grandes de la historia contemporánea que se conozca.
Parte de
las promesas de hace ya 21 años, era el logro de la justicia social, sobre todo
para aquellos que sufrían de los “desmanes adelantados por los partidos de la
era democrática y sus gobiernos”, nada más alejado de la cruda realidad que está
presente en todos los rincones de Venezuela actual.
En este
sentido, vale la pena recordar un hecho puntual, de importancia histórica y
clave en el desarrollo del mundo católico del ya lejano 1891, que también
permeo en casi toda la sociedad, por la profundidad de lo planteado por el papa
León XIII, se trata de la encíclica “Rerum Novarum” (De las cosas nuevas o De
los cambios políticos).
Resulta
curioso que una encíclica del año 1891 escrita por el sumo pontífice, en la que
se imparte doctrina sobre la situación que vivía la sociedad obrera de la
época, sea tan actual y aplicable en el momento en el que vivimos.
Este Papa,
no solo desarrollo su doctrina en el análisis de la situación que vivía la
clase obrera de la época, sino que dibujó las líneas maestras sobre temas tan
capitales para el hombre, como el fundamento de toda sociedad humana, que es la
familia, el sacramento del matrimonio, tan despreciado en la época actual,
sobre el origen del poder civil, sobre los deberes de los ciudadanos y la
libertad del hombre por encima de todo planteamiento económico y político.
Todo lo que
encierra el documento tiene plena vigencia tanto en el mundo como en específico
lo que aplica para nuestra Venezuela, ya que la injusticia, el atraso, la
negatividad, la intolerancia y un largo etcétera, es lo que el régimen Chavista
ha impuesto y no pretende cambiar.
La Rerum
Novarum sentó las bases para que luego muchos Papas profundizaran en todos los conflictos que se
producen en la sociedad humana y en todo lo relativo a la “cuestión social”,
así por ejemplo el papa Pablo VI, declaró en su encíclica “Populorum
Progressio” (1967), la universalidad del problema de la “cuestión social” y de
los conflictos que se derivan de ella (lucha de clases, subdesarrollo de
sociedades, etc.…), ya que según las palabras de la misma Encíclica “cada uno
debe tomar conciencia” de este hecho, precisamente porque interpela
directamente a la conciencia, que es la fuente de las decisiones morales.
Por lo
tanto, para enfrentarnos a la solución de la llamada cuestión social, los
responsables de la política, los ciudadanos y el resto de los agentes sociales,
tienen la obligación moral de tener en cuenta que las decisiones que tomen,
generalmente impactan en los otros más allá de lo normal.
Así pues,
todo el accionar del régimen comunista que dirige en este momento Nicolás
Maduro en Venezuela, está dirigido justamente a eso, a impactar en la vida de
millones de manera negativa y perjudicial, de ningún modo de manera positiva,
las muestras están a la vista del mundo entero.
La
encíclica habla de algo sumamente importante, se refiere a la intervención del
Estado en la sociedad, parece algo de sentido común, que la misión del Estado
sea relativamente sencilla, ya que lo único que se espera de los que GOBIERNAN,
es que cooperen con la fuerza de las leyes que producen, en la creación de una
sociedad, de la cual nazca espontáneamente la prosperidad del hombre, de su
familia y por tanto de la sociedad que les rodea, ya que esta es la misión del
servicio “público” que lleva intrínseco la política y el deber de los
gobernantes que la forman. Una verdadera lástima, el Chavismo no conoce ni
entiende estos conceptos.
Debe
tenerse en cuenta que el Estado como “padre” de los miembros de una sociedad,
debe preocuparse por todos sus “hijos”, pero en el ejercicio de su
responsabilidad como “padre”, debe poner especial interés por aquellos “hijos”
más débiles o desprotegidos.
Así, aunque
todos somos ciudadanos y debemos contribuir al bien común de la sociedad, esta
aportación no debe ser igual para todos, ya que no todos poseemos lo mismo, por
lo que para que exista una sociedad equilibrada y justa, las autoridades
públicas tienen que asegurarse que los más débiles de la sociedad reciben algo
de lo que aportan al bien común, asegurando así los derechos fundamentales de
alimento, vestido, sanidad, vivienda, y educación.
Nada de lo
que venimos refiriendo lo hace o cumple el mal gobierno Revolucionario en
Venezuela, por lo tanto, de lo que engloba la encíclica, se desprende que los
gobiernos deben fomentar aquellas prácticas que resulten favorables a la clase
trabajadora y a los más vulnerables de la sociedad, todo esto teniendo en
cuenta que ningún individuo ni familia debe ser absorbido por la intervención
del Estado, ya que hay que dejar a cada uno la libre facultad de actuar hasta
donde le sea posible, sin que esta libertad dañe a nadie y no ataque el bien
común de la sociedad.
Lo cierto
mis queridos lectores, es que el Chavismo ha sembrado y generado la violencia
que ya hacía años no estaba presente en
nuestra sociedad venezolana, también se ha encargado de romper con la
estabilidad y el equilibrio social donde se impide la pluralidad y el disenso
hasta en las opiniones, con lo cual la sociedad deja de funcionar como debe ser
y entra como de hecho esta en un letargo que parece no terminar.
Para
finalizar es importante reflexionar sobre lo que nos sucede como país, lo que
ha significado el pretender prescindir del sistema de partidos políticos
enfocándose en un “Mesías” que ha causado el mayor daño para millones, hecho
que aún tiene sus graves consecuencias, el aprendizaje que nos dejará tan
triste capitulo en nuestra historia hará sin duda que renazca una nueva cultura
tanto política como democrática lo cual nos hará mejores, así de simple y
sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R. @raguilera68
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