En días recientes, el Observatorio Electoral Venezolano
(OEV), señaló muy acertadamente respecto a la necesidad de realizar elecciones
en nuestro país, tesis que se impone entre la mayoría de los venezolanos como
una vía necesaria, aunque no suficiente, para salir de la prolongada crisis
política que sufren millones de compatriotas.
Se trata de la obligatoriedad de llevar a cabo unos comicios
transparentes y confiables para lo cual resulta imprescindible designar un
nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) que reemplace al que durante varios
procesos electorales, en particular los que tuvieron lugar después del
nombramiento de la Asamblea Nacional (año 2015), actuó de manera parcializada y
favorable a los intereses del régimen, generando resultados que fueron
cuestionados severamente tanto en el ámbito nacional como internacional.
Pero no solo es realizar dichos comisos, es efectuarlos con
las garantías necesarias y los estándares que permitan que sea un proceso
exitoso y mundialmente reconocidos en cuanto a resultados se refiere.
En tal sentido y como lo he sostenido en otras oportunidades,
siempre es sumamente importante indicar que la Organización Internacional de
Normalización (ISO, por su nombre original en inglés, International
Organization for Standardization) es una organización para la creación de los
denominados estándares internacionales, con la salvedad de que la ISO es una
organización independiente y no-gubernamental formada por las organizaciones de
estandarización de sus 164 países miembros, entre los cuales está Venezuela.
La ISO es el mayor desarrollador mundial de estándares
internacionales voluntarios que facilita el comercio mundial al proporcionar
pautas comunes entre países, para la fecha dicha organización ha establecido
cerca de veinte mil (20.000) estándares, cubriendo desde productos
manufacturados y tecnología a seguridad alimenticia, agricultura, sanidad y
aunque no lo crean, lo importante y muy poco conocido, es el aspecto de que
también ha desarrollado una norma que
abarca el aspecto ELECTORAL a nivel internacional.
La norma de la cual hago mención, es la ISO/TS 17582:2014, un documento técnico que
tiene que ver con los sistemas de gestión de la calidad y los requisitos
particulares para la aplicación de la norma ISO 9001:2008 para las
organizaciones electorales en todos los niveles de gobierno, lo interesante es
que no está referida a lo que conocemos como partidos políticos solamente,
incluye lo que constituiría el deber ser de los organismos que coordinan los
procesos electorales en distintos países, incluido el de nosotros con el
Consejo Nacional Electoral (CNE).
Es así como vemos que el “Poder Electoral”
constitucionalmente hablando, manifestado en la práctica a través del Consejo
Nacional Electoral (CNE), debería tener un enfoque verdaderamente coherente a
la luz de dicha norma ISO en referencia, sobre lo que es y lo que significa una
real gestión de calidad en materia de planificación y ejecución de los procesos
electorales, cosa que NO sucede actualmente, pues la desconfianza es lo único
que inspira el actual ente electoral y genera en consecuencia el surgimiento de
los distintos escenarios como el de la intervención extranjera como única
salida al problema que enfrenta Venezuela.
La citada normativa internacional indica que: “Los órganos
electorales de los países miembros, son instituciones que tienen la
responsabilidad de la administración del proceso electoral en su totalidad,
incluyendo la preparación, organización, administración, monitoreo y promoción
de la elección o elecciones en caso de ser múltiples, al igual que el
escrutinio de los votos y los resultados finales”, igualmente debe el ente
rector de dichos procesos, resolver eficazmente las disputas electorales a que
haya lugar y la declaración oficial de los resultados electorales si fuera el
caso.
Mucho de eso ocurre en Venezuela y definitivamente cualquier
respuesta siempre será negativa mientras el CNE no sea electo y funcione como
debe ser, pues no es para nada normal, que siendo “el mejor sistema electoral
del mundo” según sus actuales autoridades, se tenga que esperar hasta altísimas
horas de la noche para saber los resultados de un proceso electoral o algo
peor, se cambien resultados como ocurrió en el estado Bolívar en el proceso de
gobernadores que se realizaron el 15 de octubre de 2017.
Todo el desarrollo de una elección tiene como componentes
una serie de procesos interrelacionados, que involucra a los propios organismos
electorales subalternos (Juntas Regionales, Municipales, Parroquiales y Mesas
Electorales), a las organizaciones con fines políticos y por supuesto a la
ciudadanía; ahora bien, un sistema electoral verdaderamente eficiente, que
tiene su propio conjunto de normas, leyes y reglamentos, tiene obligatoriamente
que ofrecer respuestas oportunas a los administrados, es decir al cuerpo
electoral o más claramente, a los electores.
Tristemente es público y notorio que el Gobierno utilizando
de manera abusiva la mayoría dentro del Consejo Nacional Electoral actual, ha
manipulado el calendario incumpliendo con las exigencias de la Ley.
Algo que es sumamente grave por ejemplo es que desde el año
2007 no existe observación internacional integral de las elecciones en
Venezuela, solo han ocurrido misiones de acompañamiento que tienen lugar la
misma semana de las elecciones, bajo estricta supervisión del CNE sin ninguna
independencia y fuera de los estándares mundiales.
Para este momento es muy preocupante que con los conflictos
partidistas (fraccionamiento de los grupos políticos) e institucionales (la
existencia de dos directivas en la Asamblea Nacional) se está dificultando,
retardando y obstaculizando la renovación del CNE, ni siquiera se ha podido
adelantar con éxito, el proceso de designación del Comité de Postulaciones
Electorales, paso inicial según la normativa vigente, surgiendo así la
posibilidad de que se repita la historia y, sin mediar ningún acuerdo político,
sea en definitiva el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), cuyo respaldo a los
intereses al Gobierno ha sido evidente, el organismo que finalmente escoja los
rectores y volvamos a tener un árbitro percibido como parcializado.
Por todo lo anterior, vemos que indudablemente bajo la
perspectiva que venimos analizando, se hace absolutamente necesario el rediseño
y la implementación de un claro sistema de gestión de la calidad en el máximo
organismo electoral, el cual incluso debería estar enmarcado por sus
obligaciones bajo el marco legal aplicable del derecho internacional en tanto y
en cuanto sea aplicable y por supuesto a
la constitución nacional Venezolana al igual que las demás normas que
rijan la materia, así y solo así se podrá recobrar la confianza a futuro tanto
en el organismo comicial como en los resultados de cualquier elección, de no
ser así, lejos de contribuir a resolver los problemas de la sociedad
venezolana, el actuar de otra manera hará que los agrave.
Finalmente, podemos afirmar que, si se establecen verdaderas
directrices enfocadas en satisfacer las necesidades y expectativas del
electorado venezolano y éstas son implementadas y comunicadas correctamente, se
podrá lograr obtener un verdadero sistema electoral bajo los esquemas de
calidad requeridos, necesarios para una sociedad moderna, de tal modo que la
ruta electoral sea realmente efectiva, así de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R. @raguilera68
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