En estos momentos, mientras les escribo, muchos están
pensando o quizás ya decidieron que se quedan, otros que se van, en fin la
pregunta que ronda la cabeza de gran cantidad de personas es entre otras la
siguiente: ¿Quedarse y esperar, realmente valdrá la pena?
A pesar de la grave crisis por la que pasa el país y que
ocupa prácticamente todo, definitivamente decidir respecto a la anterior
incógnita es una cuestión seria, además de que a partir de una surgen muchas
interrogantes más, por ejemplo: ¿Cómo saber si realmente debo o no irme de
Venezuela?, ¿Estaré realmente listo para lo que me voy a enfrentar?; para
rematar si la partida es en solitario, créanme, la cosa se complica aún más.
Dejar tú tierra natal, no es irte para tener lujos, mucho
menos llegar a donde sea y pretender que se está de vacaciones, nada de eso;
cuando finalmente decides irte, decides cambiar tu casa, dejar a tu familia, a
tú novia o novio, esposa o esposo, padres, abuelos, amigos, comidas, cambiar
paisajes, definitivamente como dicen por allí, “al irte te cambiará la vida”.
Es justo en ese momento, cuando debes sentarte a evaluar si
soportarías la transformación o si te iría mejor quedándote en tu lugar actual,
con tu gente y seguir luchando por tu futuro desde donde te encuentres en este
momento.
El problema del servicio eléctrico tiene a toda Venezuela de
cabeza, no es nada normal el retroceso que estamos experimentando,
definitivamente el sistema de la “Revolución del Siglo XXI” es un verdadero
desastre y hay que cambiarlo urgentemente, pero para hacerlo, el país que
vendrá nos necesita a todos y allí está el dilema respecto a esperar o irse.
Lamentablemente la inmediatez de lo que queremos no es la
inmediatez de los eventos que se están desarrollando, la aplicación de las
directrices de la Asamblea Nacional en éste momento, el actuar de la
administración Trump aunado al apoyo de tantos países, no es suficiente para lo
que necesitamos con urgencia, eso aturde y desespera.
Lo cierto es que nunca antes habíamos estado en un punto de
quiebre como el actual, luego de los nefastos 20 años que hemos vivido
pareciera que estamos tocando fondo; ya el “Pueblo” se dio cuenta del engaño,
de que las medidas populistas del régimen no son nada serias, que no sirvió
para nada tanta alharaca revolucionaria, pues solo funcionaba si había dinero,
pero ante la realidad económico-social y la falta de recursos se desplomo tal
revolución.
Lo que sí es innegable y contundente es que con el cumulo de
circunstancias existentes se agudiza la crisis de gobernabilidad en nuestro
país, la cual viene dada por esa desconfianza que hoy en día existe de parte de
los ciudadanos hacia el régimen de Maduro, que luce atado de pies y manos ante
una verdad inocultable que no es otra que un país que se derrumba y con él su
“Revolución Bonita”.
Con un panorama terrible ante nuestros ojos, los motivos
para que alguien decida por irse de Venezuela son innumerables, la dictadura de
Maduro destruye la riqueza, genera inflación y endeuda a los venezolanos a una
velocidad mayor que el régimen de Al-Assad en Siria, por solo dar un ejemplo.
Por si fuera poco, muchos indicadores sociales son peores en
Venezuela que en Siria o Zimbabwe aunque parezca increíble; la mortalidad
infantil y los salarios son peores en el país suramericano que en los citados
países del Medio Oriente o África, saquen ustedes sus propias conclusiones de
la magnitud del descalabro que esto supone.
Finalmente volviendo al inicio, al menos por el momento y
según mi humilde opinión, hay que esperar, por que la cosa no se ve fácil para
nosotros, pero para quienes tienen ya años destruyendo al país se ve mucho
peor, el castillo de naipes se les cae encima y no tienen como evitarlo, la
tendencia internacional ya es clara y el final para ellos se acerca, por lo
tanto vale la pena esperar y mientras tanto seguir luchando por un futuro mejor
que sin duda vendrá, así de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R. @raguilera68
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