El 8 de
mayo, funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) se
llevaron detenido al diputado Edgar Zambrano, primer vicepresidente de la
Asamblea Nacional, cuando se encontraba en los alrededores de la sede del
partido político Acción Democrática (AD), en la Florida, Caracas.
Zambrano
fue apresado luego de que el Tribunal Supremo de Justicia abriera procesos
penales contra él y otros 14 diputados por el alzamiento liderado según ellos
determinaron, por el Presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se le
acusó de su participación en el inicio de la denominada Operación Libertad
cerca de la Base Aérea la Carlota el 30 de abril de 2019.
Luego de
135 días injustamente preso, el 17 de septiembre fue liberado mediante una
orden emitida por un tribunal, dictando medidas de presentación cada 30 día
entre otras; muchos a minutos de su
liberación le imputaron a Zambrano la circunstancia derivada del muy
famoso “Síndrome de Estocolmo”, que es considerado como una reacción compleja a
una situación alarmante, y los expertos aun teniendo pruebas de vieja data e
incluso muy recientes al respecto, no se ponen de acuerdo por completo en todos
sus rasgos característicos, o de los factores que hacen que algunas personas
sean más susceptibles que otras a desarrollarlo.
La
imputación o señalamientos surgieron debido a los saludos y abrazos entre el
diputado liberado y actores políticos que horas atrás habían suscrito un pacto
conocido como el “Pacto der la Casa Amarilla”
Ahora bien,
lo realmente increíble y de allí mi relato de la presente semana, es que no se
ha escrito o estudiado mucho en referencia a casos como el que vivimos en
Venezuela y hemos observado ya con cierta frecuencia, donde pareciera que son
millones los que padecen del referido síndrome.
El término
tomó su nombre de lo narrado por Kristin Enmark, quien describiría que lo
ocurrido el 23 de agosto de 1973 fue la experiencia más aterradora de su vida.
Todo sucedió en Estocolmo (Suecia), concretamente en una sucursal del banco
Kreditbanken, en la ciudad de Norrmalms, donde las víctimas de un secuestro (3
mujeres y 1 hombre), defendieron a sus captores incluso una vez finalizado el
secuestro, que duró 6 días.
Retenida en
el banco, Kristin Enmark se vio obligada a obedecer cada una de las órdenes que le daban si quería salir sana y salva.
Sin embargo, no era odio lo que sentía hacia ellos según explicó
posteriormente, todo lo contrario: la joven llegó a confraternizar con sus
captores hasta el punto de defenderlos ante la Policía, ya que tenía la
percepción y hasta la seguridad de que los captores querían era ayudarla y
deseaban lo mejor para ella.
En el caso
Zambrano, el diputado nunca agradeció a sus captores como muchos han querido
hacer ver, por el contrario indicó que estuvo en cautiverio, secuestrado por
una justicia borrosa que aplica el régimen de Maduro, son cosas muy distintas a
lo sucedido en Estocolmo años atrás.
Viendo esto
que les acabo de explicar, ya muchos habrán observado que justamente, la
llamada “Revolución Bonita”, definitivamente de bonita no tiene nada, mucho
menos para los millones de ciudadanos que por momentos no sentimos salida al
actual desastre en el que estamos; analizando tiempos pasados vemos con
claridad que el régimen viene año tras año dando “cariño” al pueblo o sectores
que le conviene, cuando en realidad lo que está haciendo es ahorcando cada vez
más a quien dice proteger y ayudar, ¿Les parece conocido?, se parece mucho a lo
de los captores del banco.
Ese cariño
expresado en cajas o bonos momentáneos hacen que aún en los actuales momentos
en que el país y sus habitantes están en caída libre, muchos seguidores del
Chavismo/Madurismo sientan inmensa gratitud para con quienes los tienen
recibiendo migajas para comer, es decir para quienes les secuestraron la forma
de vivir y el futuro mismo.
Sigamos con
Estocolmo, los especialistas consideran que hay tres factores principales por
las que una víctima puede acabar desarrollando el síndrome:
• La duración del secuestro,
detención.
• El contacto continuo entre el
captor y víctima.
• Los captores muestran bondad y
empatía con los rehenes.
Entendiendo
esto, debemos necesariamente considerar que sin duda alguna el modo de actuar
del mal gobierno respecto a los venezolanos tiene similitud con al menos alguna
de las características señaladas y lo que es peor, el asunto es masificado, por
lo que el daño causado encaja exactamente en el marco de violación de derechos
humanos fundamentales como se viene denunciando mundialmente y así quedó
plasmado en el informe Bachelet.
Con el
escenario planteado, lo cierto y urgente es que se debe hacer lo correcto, hay que tratar la
situación y salir de ella, está claro que tras un secuestro, donde la víctima o
las víctimas han desarrollado tal síndrome, la separación de su captor, puede
ser difícil, angustiosa y hasta dolorosa, con seguridad habrá un vacío que se
deberá llenar, para lo cual hay que construir verdaderas alternativas a lo que
Venezuela y sus habitantes habrán vivido para el momento de culminación del
secuestro generalizado en el que estamos millones de ciudadanos.
Muchos
investigadores creen que el síndrome de Estocolmo, ayuda a explicar ciertos
comportamientos de los sobrevivientes de los campos de concentración de la
Segunda Guerra Mundial, miembros de cultos religiosos, mujeres maltratadas,
víctimas de incesto, y físicamente o emocionalmente los niños maltratados, así
como a las personas tomadas como rehenes por criminales o terroristas; ir más
allá de lo que ustedes mis estimados lectores ya han inferido sinceramente me
parece incorrecto, ya de seguro entendieron de sobra.
Por ahora
seguimos sobreviviendo en nuestro maltrecho país, otros no tienen tanta suerte
pues nos encontramos expuestos a todo, por el momento seguimos esperando,
muchos estamos efectuando todos los
aportes necesarios para dejar atrás lo que sucede y buscar mejores escenarios
de vida para todos, eso sí, sin olvidar que estamos viviendo de alguna u otra
manera nuestro síndrome de “Estocolmo Criollo” y eso sin lugar a dudas dejará
huellas en millones de conciudadanos que contarán la historia en el futuro, así
de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R.
@raguilera68
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