La tendencia histórica plenamente comprobada consiste en que cada
generación supera los diferentes retos de una época determinada, en
el caso de millones de venezolanos, los de mi generación 1970-1980
logramos sobrevivir por decirlo de alguna manera, a la complejidad y
la dualidad que nos enfrentó.
Pasamos del disco de vinilo y teléfono con marcación por disco, al
MP4 y a los smartphone de última generación, posiblemente somos
una de las generaciones más interesantes de los últimos 100 años; sin
embargo, seguimos estancados en el aspecto sociopolítico, pareciera
que vamos en franco retroceso.
Luego de los acontecimientos observados en días recientes, nos
damos cuenta que el oficialismo en nuestra Venezuela, se aferra al
poder mediante la compra de voluntades, usando todo cuanto pueda
tener a la mano, utilizando todos los recursos que el estado pueda
pagar, sin discriminar los niveles y herramientas, sin olvidar el uso de
las nuevas tecnologías, redes sociales etcétera, en las que serviles
tarifados escriben, opinan y reprimen ante cualquier asomo de
disidencia con acusaciones propias, dirigidas generalmente a
opositores, ésta es la realidad de mediados de 2020 en un país
destruido por las ansias de poder.
El esfuerzo que imprime el régimen por realizar un proceso electoral
que luce desde ya viciado y desconfiable en todos sus aspectos, se
cae solo al escuchar las declaraciones del Ministro de la Defensa de
Nicolás, de nada vale la selección inconstitucional de un Consejo
Nacional Electoral (CNE) que pretenda adelantar las elecciones
parlamentarias, cuando se fija posición tan radical de parte de quienes
deben ser neutrales como custodios de dicho proceso, los resultados
en medio de una dictadura con aires de electoralismo están ya
anunciados y eso es sumamente grave.
Luego de que la Sala Constitucional del máximo tribunal de la dictadura,
determinara que el Parlamento, de mayoría opositora, continuaba en lo
que ellos denominaron “omisión constitucional continúa” en relación al
nombramiento de los nuevos rectores del CNE, procedieron ellos a
designar al ente electoral directamente, desvirtuando lo que se venía
discutiendo en el Comité de Postulaciones Electorales del cuerpo
legislativo desde hace varios meses.
Ciertamente Maduro tiene todo previsto para ejecutar un fraude más,
disfrazado de proceso electoral democrático, con el que tratará de
venderle al mundo su legitimidad de origen y la de “ésos” nuevos
parlamentarios, digo nuevos por que no tengan duda de que sí habrá
elecciones al igual que resultados, sean falsos, amañados, trampeados
pero resultados al fin.
Mientras todo se prepara, Venezuela no se detiene en su caída, se
agrava el asunto de la gasolina, la emergencia debido al Covid-19 se
acelera con el paso de las horas y el régimen en vez de promover la
adquisición de insumos, está importando miles de máquinas chinas de
votación, sin duda que es una locura lo que sucede.
Dicen que no hay que rendirse, que cuando las cosas se ponen
difíciles hay que avanzar, de lo contrario nunca se conseguirá algo que
valga la pena, millones lo hemos intentado y el sacrificio ha sido
enorme, la salida menos traumática para lo que sucede en nuestra
nación son unas Elecciones Presidenciales supervisadas, con un CNE
confiable, con todas las garantías cubiertas y así con seguridad de que
se respetarán los resultados la cosa cambiará, mientras tanto se ve
muy difícil acudir a unas elecciones bajo los designios de un régimen
que se niega a abandonar el poder por cualquier medio, así de simple
y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R. @raguilera68
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