“El Voto: Una Herramienta para la Vida Democrática”

 

Según José Luís Gutiérrez Espíndola, licenciado en Periodismo y

Comunicación Colectiva por la Facultad de Ciencias Políticas y

Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),

quién ha desempeñado diversos cargos en instituciones del sector

público en México, como la Comisión de los Derechos Humanos del

Distrito Federal, el Centro de Capacitación Judicial Electoral del

Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el Consejo

Nacional para Prevenir la Discriminación y del Instituto Federal

Electoral, entre otros, nos dice que el Voto: es una forma de expresión

de la voluntad de las personas que sirve para tomar una decisión

colectiva.

Por lo tanto y en la misma línea de acción de Gutiérrez decimos que,

votar es el acto por el cual un individuo manifiesta que prefiere cierta

opción, fórmula o persona frente a otras, votar siempre implica elegir

entre distintas opciones, entre las cuales generalmente un grupo o

cuerpo electoral debe tomar decisiones y lo hace mediante una

votación.

Ésta votación se caracteriza porque una parte o todos los integrantes

de un grupo participan en la toma de decisiones expresando

libremente su voluntad y preferencia, léase “libremente”; por esta

razón, los procesos de votación deben verse como una oportunidad

para tomar parte de la vida de la comunidad a la que cada uno

pertenece y para ejercer el derecho de hacer valer su voz en ella.

Hasta aquí todo se ve muy bien, claro está si en nuestra Venezuela

actual, estuviéramos en un verdadero estado de derecho y en una

situación de normalidad social, el asunto es que no existe nada de lo

necesario para el correcto desarrollo de un evento en el que la

ciudadanía se manifieste y participe libremente para definir su futuro.

El principio según el cual, en un Estado democrático, todos los

ciudadanos deben poder concurrir con su voto a la formación de las

leyes, eligiendo a los órganos legislativos, se acepta hoy generalmente

como postulado fundamental, el asunto es que se haga sin

intervención ni contaminación del proceso y en nuestro caso del propio


sistema cuyo ente el Consejo Nacional Electoral (CNE) se encuentra

penetrado por el propio poder Ejecutivo y por el partido oficialista del

régimen, de allí que afirmamos desde éste momento al igual que

muchos analistas, que las venideras elecciones del 6 de diciembre, no

cumplen con los requisitos mínimos para que sea un evento válido 

de acuerdo a los estándares internacionales vigentes.

En la actualidad del derecho al sufragio se ha constituido como un

instrumento y palanca esencial para la existencia de las democracias

modernas, sin embargo, el mero ejercicio del sufragio no se traduce,

necesariamente, en el establecimiento de un gobierno democrático,

mucho menos cuando ocurre lo que ha venido sucediendo en

Venezuela en los últimos años.

Hoy en día evidenciamos como muchos gobiernos se autodenominan

democráticos, pero carecen de auténtica libertad de expresión, de

poderes públicos independientes, de partidos políticos sólidos y de

unas elecciones libres y transparentes.

Sin esas condiciones, a pesar de que se vote, no se puede hablar

entonces de democracia, claro ejemplo de ello es la vigente situación

venezolana con el anteriormente denunciado proceso electoral, el cual

contiene una casi total falta de garantías básicas y transparentes que

el Estado no está proporcionando para la celebración de unas

elecciones justas y legítimas, sin el atropello constante de los

derechos políticos consagrados en la Constitución de la República.

Ahora bien, sin duda alguna que el camino hasta ahora no ha sido fácil

y no lo será hasta el final, para muchísimas personas dentro y fuera de

Venezuela existe una realidad inocultable y no es otra que la de un

CNE que juega a favor del gobierno y que con cada acción que toma

el organismo se evidencia cada vez más que es para colocar barreras

en la consecución de un derecho que es constitucional y de todos los

venezolanos.

Si no sucede nada en contrario, finalmente llegará el día siguiente al 6

de diciembre y no ocurrirá nada que ya no supiéramos muchos con

meses de antelación, seguramente se ejecutará el fraude tantas veces

anunciado y que algunos argumentaron que se podría evitar si se

votaba en masa, pues eso no hubiera sido posible tampoco, ya que


con un Consejo Nacional Electoral (CNE) abiertamente parcializado, ni

que salgan los que salgan se cambiaba el resultado que el régimen

tiene planificado, sin embargo las sorpresas no tengan duda, serán

múltiples.

De modo tal que, aunque estén habilitados 20 millones 733.941

ciudadanos podrán ejercer su derecho al voto de cara a los comicios

para las parlamentarias del 6 de diciembre, quizás no vote ni siquiera

el 50% de ese universo, por lo tanto, llámenlo como más les guste,

hasta podremos decir que lo que realmente sucederá, es la

implementación de una fábrica de resultados, cifras infladas o sin más

ni más, datos de unas elecciones de laboratorio que no serán

reconocidas y profundizará la crisis que atravesamos y parece no

tener fin, así de simple y sencillo.

Reinaldo J. Aguilera R. @raguilera68


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

“Genios sin Estudios e Idiotas con Doctorado”

Para el momento en que les escribo la presente columna, solo han pasado 24 horas prácticamente de que culminó el proceso electoral para reno...