“Elecciones de Laboratorio”



Finalmente llegó el día siguiente y no ocurrió nada que ya no supiéramos muchos, se ejecutó el fraude tantas veces anunciado y que algunos argumentaron que se podría evitar si se votaba en masa, pues eso no hubiera sido posible tampoco, pues con un Consejo Nacional Electoral (CNE) abiertamente parcializado, ni que salieran los que salieran se cambiaba el resultado ya conocido, sin embargo las sorpresas fueron múltiples.
Se vieron las costuras como dicen en mi pueblo, desde el mismo viernes pasado, día de instalación de las Mesas de Votación, siendo las 5pm ya se manejaban cifras de 96% de ausencia de los miembros sorteados y dicho procedimiento se ejecutó saltándose todos los mecanismos normales y legales, casos como lo ocurrido en la Universidad Simón Bolívar en dónde dicha instalación fue realizada por el Operador del Sistema Integrado (OSI), cuya responsabilidad se circunscribe básicamente a garantizar la operatividad de la máquina de votación y sus componentes, conjuntamente con solo 2 suplentes, para la totalidad de las mesas de ese Centro Electoral, saquen ustedes sus propias conclusiones.
Sin embargo lo ocurrido el día 20 de Mayo de 2018 quedará en la historia como el día en el que muchos actores de la vida política de Venezuela quedaron desnudos ante la colectividad, los primeros sin ir muy lejos fueron los coparticipes de la comparsa electorera montada desde el alto gobierno, que sin aún haber concluido la mañana de ese domingo ya denunciaban las muchas acciones y triquiñuelas que se venían cometiendo y que anunciaban lo que efectivamente ocurrió al final de la jornada.
Por otra parte la evidencia de que el régimen tiene ya los pies de barro se supo desde muy temprano, la ciudadanía activamente rechazando el parapeto electoral montado por un CNE desprestigiado, observaba la soledad rampante de la gran mayoría de los Centros Electorales, cosa que rápidamente se filtró a la comunidad internacional,  conjuntamente a esa ausencia de electores se sumaron los frenéticos y desesperados llamados de dirigentes e incluso gobernadores pertenecientes al partido de gobierno, casi rogando a sus seguidores que participaran en el proceso electoral, la ausencia de colas en los centros de Votación vaticinaban una jornada inusual para quienes esperaban avalanchas de personas en las calles.
Llegada ya la noche y con una realidad imposible de ocultar, sin electores en ninguna parte, el organismo electoral asumió el manejo de las cifras alarmantes de abstención, las más altas en los últimos 50 años y buscó el mecanismo de acondicionar de alguna manera la circunstancia, para poder dar unos resultados que a todas luces son inciertos, se buscó el modo de dividir los supuestos 8 millones y algo de votos entre los participantes y así  según el primer boletín oficial fueron 5.823.728 votos para el señor Maduro y 1.820.552 votos para su más cercano contendor el señor Falcón, para que decir más, es público y notorio que nadie se creyó esas cifras, mucho más cuando objetivamente hay indicadores que señalan que no acudieron ni siquiera 4 millones de electores a las urnas electorales.
En otro orden de ideas, quedó al descubierto la falla e ineficiencia de todos los mecanismos de control y presión social que siempre ha manejado el gobierno para amedrentar a los ciudadanos, la llamada “Maquinaria Roja” no resultó y jugó en contra de sus creadores, el descontento se manifiesta hasta en las zonas populares, de allí que afirmemos que las cifras son digitales o virtuales y no reales, se repite y profundiza lo denunciado cuando se efectuó la elección de la Asamblea Nacional Constituyente y que trae como consecuencia todos los pronunciamientos que ya conocemos a nivel internacional.
Con el paso de las horas la angustia crece en el seno del régimen y mucho de lo que puede venir no se lo imaginan, por otro lado hay que colocar los puntos donde corresponden y tiene que ver con la necesidad imperiosa de que los factores democráticos puedan dejar a un lado las diferencias y busquen un camino real de unificación de fuerzas, la baja participación es un éxito para la oposición que llamó a no participar por considerar que no se daban las condiciones para un proceso justo, hay que sacar provecho del resultado; lo ocurrido en la fraudulenta elección presidencial conjuntamente con la de los legisladores regionales de los que nadie habla, tienen que dejar una lección, el país lo reclama.
Finalmente y para no olvidar, mantengamos en el radar que estaban habilitados para ejercer su derecho al sufragio, 20 millones 526 mil 978 ciudadanos y si tomamos como cierto lo indicado por el CNE, no voto ni siquiera el 50% de ese universo, entonces llámenlo como más les guste, fábrica de resultados, cifras infladas o sin más ni más, datos de unas elecciones de laboratorio, así de simple y sencillo.

Reinaldo J. Aguilera R. @raguilera68

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