El muy
famoso Síndrome de Estocolmo, es considerado como una reacción compleja a una
situación alarmante, y los expertos aun teniendo pruebas de vieja data e
incluso muy recientes al respecto, no se ponen de acuerdo por completo en todos
sus rasgos característicos, o de los factores que hacen que algunas personas
sean más susceptibles que otras a desarrollarlo.
Ahora bien,
lo realmente increíble y de allí mi relato de la presente semana, es que no se
ha escrito o estudiado mucho en referencia a casos como el que vivimos en
Venezuela, donde pareciera que son millones los que padecen del referido
síndrome.
El término
tomó su nombre de lo narrado por Kristin Enmark, quien describiría que lo
ocurrido el 23 de agosto de 1973 fue la experiencia más aterradora de su vida.
Todo sucedió en Estocolmo (Suecia), concretamente en una sucursal del banco
Kreditbanken, en la ciudad de Norrmalms, donde las víctimas de un secuestro (3
mujeres y 1 hombre), defendieron a sus captores incluso una vez finalizado el
secuestro, que duró 6 días.
Retenida en
el banco, Kristin Enmark se vio obligada a obedecer cada una de las órdenes que le daban si quería salir sana y
salva. Sin embargo, no era odio lo que sentía hacia ellos según explicó
posteriormente, todo lo contrario: la joven llegó a confraternizar con sus
captores hasta el punto de defenderlos ante la Policía, ya que tenía la
percepción y hasta la seguridad de que los captores querían era ayudarla y
deseaban lo mejor para ella.
Viendo esto
que les acabo de explicar, ya muchos habrán observado que justamente, la
llamada “Revolución Bonita”, definitivamente de bonita no tiene nada, mucho
menos para los millones de ciudadanos que por momentos no sentimos salida al
actual desastre en el que estamos; analizando tiempos pasados vemos con
claridad que el régimen viene año tras año dando “cariño” al pueblo, cuando en
realidad lo que está haciendo es ahorcando cada vez más a quien dice proteger y
ayudar, ¿Les parece conocido?; aún en los actuales momentos, muchos seguidores
del Chavismo/Madurismo sienten inmensa gratitud para con quienes los tienen
recibiendo migajas para comer.
Sigamos con
Estocolmo, los especialistas consideran que hay tres factores principales por
las que una víctima puede acabar desarrollando el síndrome:
• La duración del secuestro,
detención.
• El contacto continuo entre el
captor y víctima.
• Los captores muestran bondad y
empatía con los rehenes.
Entendiendo
esto, debemos necesariamente considerar que sin duda alguna el modo de actuar
del mal gobierno respecto a los venezolanos tiene similitud con al menos alguna
de las características señaladas y lo que es peor, el asunto es masificado, por
lo que el daño causado encaja exactamente en el marco de violación de derechos
humanos fundamentales como se viene denunciando mundialmente.
Con el
escenario planteado, lo cierto y urgente es que se debe hacer lo correcto, hay que tratar la
situación y salir de ella, está claro que tras un secuestro, donde la víctima o
las víctimas han desarrollado tal síndrome, la separación de su captor, puede
ser difícil, angustiosa y hasta dolorosa, con seguridad habrá un vacío que se
deberá llenar, para lo cual hay que construir verdaderas alternativas a lo que
Venezuela y sus habitantes habrán vivido para el momento de culminación del
secuestro generalizado en el que estamos.
Muchos
investigadores creen que el síndrome de Estocolmo, ayuda a explicar ciertos
comportamientos de los sobrevivientes de los campos de concentración de la
Segunda Guerra, miembros de cultos religiosos, mujeres maltratadas, víctimas de
incesto, y físicamente o emocionalmente los niños maltratados, así como a las
personas tomadas como rehenes por criminales o terroristas; ir más allá de lo
que ustedes mis estimados lectores ya han inferido sinceramente me parece
incorrecto, ya de seguro entendieron de sobra.
Por ahora
seguimos sobreviviendo en nuestro maltrecho país, esperando momentos mejores
para actuar concertadamente y efectuar todos los aportes necesarios para dejar
atrás lo que sucede y buscar mejores escenarios de vida para todos, eso sí, sin
olvidar que estamos viviendo nuestro síndrome de Estocolmo Criollo y eso dejará
huellas en millones de conciudadanos, así de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R. @raguilera68
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